Argelia (Etimología e Historia)

 ALGERIA

Bandera de Algeria
Bandera de Algeria
Argelia (en árabe, الجزائر, al-Yazā’ir, en francés, Algérie, en bereber, ⴷⵣⴰⵢⴻⵔ, Dzayer), oficialmente República Argelina Democrática y Popular, es uno de los cincuenta y cuatro países que forman el continente africano. Su capital y ciudad más poblada es Argel. Está ubicado al norte del continente, limitando al norte con el mar Mediterráneo, al este con Túnez y Libia, al sur con Níger y Mali, al suroeste con Mauritania y al oeste con el territorio no autónomo de Sahara Occidental y Marruecos. Con 2.381.740 km2 es el país más extenso del continente desde 2011 y con 43 millones de habitantes en 2020, el noveno más poblado, por detrás de Nigeria, Egipto, Etiopia, República Democrática del Congo, Sudáfrica, Tanzania, Kenia, Uganda y Sudán.

 

Junto Marruecos, Túnez, Mauritania y Libia, es uno de los países que comprenden el Magreb. Constitucionalmente se define como país árabe, amazing y musulmán. Es miembro de la Unión Africana y de la Liga Árabe desde prácticamente su independencia, y contribuyó a la creación de la Unión del Magreb Árabe (UMA) en 1988. Con un IDH de 0,748 en 2017, es uno de los países africanos más desarrollados, tras Mauricio y Seychelles.

ETIMOLOGÍA

Argelia toma su nombre en 1842, con la forma francesa Algérie, de Argel, su ciudad capital (idénticos en árabe) que literalmente significa "las islas" (al-Ŷaza'ir), apócope de nombre original,Ŷazā’ir Banī Māzġānna (بني مازغان‎, "islas de los hijos de Mazġannā") según Al-drisi.

 

En las lenguas europeas aparece desde el siglo XIII con diferentes nombres: Alguer, Algeriza, Zizera, Aurger, Alger y Aljer, esta última es la forma catalana de la cual la tomó el español.

 

La hipótesis acerca de cuáles son estas islas han sido numerosas. Diego de Haedo escribió que se trataba de una antigua isla situada frente a la ciudad; el arqueólogo Adrien Berbrugger retomó esta interpretación aplicándola a unos islotes desaparecidos al construirse el puerto.

 

Los geográfos musulmanes medievales, sostuvieron que isla es una metáfora de la costa fértil de Argelia entre el Sahara y el Mediterráneo.

 

Una hipótesis alternativa sostiene que el topónimo se origina en la dinastía bereber de los ziríes. En efecto, Buluggin ibn Ziri (de tiziri, "claro de luna" en bereber) fundó Argel sobre las ruinas de la ciudad romana de Icosium.

HISTORIA

El continente africano, la cuenca del Mediterráneo, así como Europa y Oriente han sido elementos indispensables para el devenir y enriquecimiento de Argelia. Además, en el extremo sur del país se puede visitar el museo natural más grande del mundo, en el que hay pruebas suficientes para atestiguar la extraordinaria riqueza de la historia del país.

PREHISTORIA

Las pinturas rupestres de Tasili n'Ajjer
Pinturas rupestres de Tasili n'Ajje

Existen yacimientos arqueológicos en Argelia, en los que se han descubierto restos óseos de homínidos de hace 2 millones de años, según los datos obtenidos por arqueomagnetismo. Los investigadores han encontrado allí restos de Homo sapiens sapiens. En el extremo sureste del país, el parque nacional del Tasili alberga la muestra de pinturas rupestres más importante del mundo. El parque ha sido clasificado Patrimonio Mundial por la Unesco y es Reserva del Hombre y de la Biosfera desde 1986.

 

Terence McKenna, autor y partidario estadounidense del uso de los psicodélicos, ha sugerido que la región Tasili de Argelia puede ser el origen de los mitos antiguos del Jardín del Edén y el nacimiento de cultura. La extensión vasta de prado en esta región antes de la glaciación más reciente hace que la región sea una posibilidad por la ubicación de los desarrollos originales de la agricultura pastoral, que debe haber precedido el desarrollo de la agricultura de cosechas que aparecería en el Oriente Medio unos mil años después. Esta visión de la posible historia antigua se apoya por las pinturas de Tasili, que además incluye imágenes de una forma de chamanismo o religión basadaen las setas alucinógenas. Las setas crecen y prosperan en el excremento de ganado, y por tanto habrían estado muy al alcance de las sociedades fundadas en la agricultura pastoril. La experiencia con estas setas puede haber creado la cultura de las civilizaciones nacientes, dado que producen visiones que pueden proporcionar un estímulo fuerte para el arte, la pintura y el sentido de contacto con lo divino, y fomentar el desarrollo de la religión y la unidad social.

ANTIGÜEDAD

El Mausoleo real de Mauritania
El Mausoleo real de Mauritania
Argelia ha estado habitada por los bereberes desde hace más de diez mil años. Los bereberes construyeron los primeros monumentos de la Antigüedad, de los que aún quedan numerosos vestigios. En el último milenio a. C., levantaron varios mausoleos importantes entre los que destaca el de Medghassen, en la provincia de Batna, en el noroeste del país. Desde el año 1000 a. C hay constancia de que mantenían relaciones comerciales con los fenicios (cartagineses), que habían establecido colonias en la costa, y con los egipcios.

 

En el siglo III a. C., los romanos denominan esta región Numidia, habitada por los bereberes masilianos y los maselinos. Estos últimos se aliaron con los cartagineses en la segunda guerra púnica, mientras que los primeros aliados de los romanos y gobernados por Masinisa, acabaron recibiendo todo el reino de sus consquistadores.

 

A la muerte de Msinisa en 148, Escipión Emiliano dividió los poderes del reino entre los tres hijos de Masinisa, dándole a cada uno el control sobre el tesoro, el ejército y la justicia respectivamente. En 112, Yugurta se alzó contra los romanos y acabó derrotado, tras lo cual Numidia fue gobernada por un rey vasallo de Roma hasta que, bajo Diocleciano, se convirtió en una simple provincia del imperio y finalmente volvió a manos de los bereberes hasta la invasión de los vándalos en 430.

 

Los romanos dejaron importantes ciudades en el norte de Argelia, entre las que destacan lol Caesarea, Tipasa (Tipaza), donde se encuentra una de las necrópolis más antiguas del Mediterráneo, Cuicul, Thubursicu-Numidarum (Khemissa), Madaure, Thamugadi (Timgad), Diana Veteranorum, Theveste (Tébéssa) y Lambaesis.

 

A principios del siglo VI, las tropas de Justiniano I expulsaron a los vándalos y recuperaron el reino para el imperio bizantino, que lo gobernó de manera precaria hasta la llegada de los árabes en el siglo VIII.

ISLAMIZACIÓN

Mezquita Mansourah
La caída de Roma tras la invasión de los vándalos y la inestabilidad durante el período bizantino entrañaron la reconstrucción de algunos de los principados bereberes cristianos, que se resistieron a la ocupaciñon de los Omeyas musulmanes entre los años 670 y 708.

 

Los personajes más conocidos de este conflicto fueron el rey cristiano Kusayla, que venció a Sidi Ocba ibn Nafaa en el año 689, cerca de Biskra, y la reina y guerrera cristiana Dihya, llamada "la Kahena", que a la cabeza de los bereberes (principalmente los célebres zenetas), infligió, en la batalla de Meskiana de 693, una severa derrota al cuerpo expedicionario del emir Hassan ibn en Noman, a los que alejará hasta Tripoli.

 

Tras la conquista musulmana, los ciudadanos del territorio adoptaron progresivamente la religión islámica (para protegerse contra los ataques de los nómadas) y fueron cambiando la lengua románica (descendiente del "latin vulgar", con influencia del bereber) que hablaban por el árabe. Bereber, fenicio, latín, árabe, español, turco, francés: la mezcla de lenguas, el "mestizaje lingüístico", es intenso, dando lugar al árabe argelino (y al árabe magrebí en general) que se mantiene hasta nuestros días. La lengua bereber también ha sobrevivido hasta la actualidad.

 

En cuanto a la inmigración árabe en África del norte, fue de poca importancia excepto en las dos regiones exteriores de Argelia, Kairuán y Tánger. Dado que el total de su población ha recibido una contribución demográfica árabe limitada, una gran parte de las poblaciones de lengua árabe es bereber.

 

La primera parte de la conquista musulmana de España fue conducida por un contingente bereber compuesto casi en su totalidad por conversos, desde el jefe Táriz ibn Ziyad, que dio su nombre al peñón de Gibraltar (جبل طارق, «Ŷabal Ṭāriq»). Tras el éxito de Tárik, el califa le hizo encadenar y murió en el camino.

 

A principios del siglo VIII, ante la dominación omeya de todo el Magreb, varias tribus bereberes zenetas empezaron a unirse en torno a Abu Qurra y se relebaron contra la ocupación árabe. Su lucha proseguirá bajo varias dinastías jariyíes bereberes en un conflicto que duró cerca de un siglo.

 

En el siglo X, Ubayd Allah al-Mahdi fundó la dinastía fatimí, en la baja Cabilia, donde encontró un eco favorable a sus prédicas milenaristas. Los fatimíes establecieron su autoridad en África del norte entre 909 y 1171 y fundaron un califato disidente de los abasíes de Bagdad. Este reino estuvo marcado por numerosas revueltas jariyíes (jariyismo), especialmente la de Abu Yazis encabezando las tribus bereberes en el 944, y que infligió la más severa derrota al ejército fatimí, debilitado y vulnerable, tomando la ciudad de Kairuán. La revuleta fue vencida por Ziri ibn Manad, a la cabeza de las tribus snhayas, que por salvar el imperio recibió el puesto de gobernador del Magreb central. De esta forma en 972 los fatimíes, tras la adhesión egipcia, tuvieron menos interés por el Magreb y fue su hijo, Bologhine ibn Ziri, quien heredó el control de Ifriqiya. Los ziríes reinarán en el lugar dos siglos.

 

Hammad ibn Bologihne, su hijo, gobernó de forma independiente a los ziríes, en el norte de la actual Argelia, a partir de 1014, reconociendo como califas legítimos a los abasíes sunitas de Bagdad, y fundando la dinastía hammadí. Los ziríes también reconocieron en 1046 a los califas abasíes mostrando a los fatimíes su abandono al chiismo.

 

A partir de 1048 algunas tribus árabes hilalianas del sur emigraron al África del norte y fueron enviadas por el poder fatimí para reprimir a los ziríes y hammadíes. En oleadas sucesivas penetraron en algunas grandes ciudades, que saquearon y destruyeron. En Argelia estas tribus del sur se aliaron con algunas tribus locales. Estos dos reinos, prósperos por aquel entonces, se empobrecerán enormemente a causa de estas incursiones. Los ziríes cambiarán su capital de Kairuán a Mahdía, los hammadíes, de Al-Qal’a (Al-Qal’a de Beni Hammad, actualmente reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco) a Bugía.

 

Argelia estaba entonces bajo el control de los almorávides en una pequeña región del oeste, bajo los hammadíes en el centro y bajo los ziríes al este. En 1152, una nueva dinastía bereber musulmana, los almohades, vence difinitivamente a los poderes reinantes, dirigidos por Muhammad ibn Tumart, su jefe espiritual, al que sucede Abd al-Munin. Los almohades formaron uno de los imperios más poderosos del Mediterráneo, unificando el Magreb y Al-Ándalus hasta 1269. A través de las grandes ciudades del litoral (Bugía, Annaba, Argel...), se abrieron al occidente cristiano con el que mantuvieron estrechos intercambios comerciales.

 

La caída de los almohades marca un giro en las relaciones con los países cristianos del norte, que se organizan para la Reconquista, mientras que el mito de la invencibilidad musulmana se derrumba. En el Magreb se imponen unas dinastías zenetas, como los Meriníez de Fez en el actual Marruecos, y los Abdelwadíes de Tremecén en la Argelia actual. Los Hafsíes se hacen con Túez y el este de Argelia. Estas dinastías fueron prósperas en el siglo XIII y XIV, pero sufrieron irremediablemente la presión del auge de España y Portugal hacia el final del siglo XV. Minado entonces por luchas intestinas por el acceso al trono, el imperio almohade ve mermado su poder y sus dominios se descomponen progresivamente.

 

A raíz de la victoria definitiva de las tropas de los Reyes Católicos en 1492, parte de la población de Al-Andalus es obligada a huir de la península ibérica. Si bien los mudéjares ya habían empezado a emigrar desde finales del siglo XV, el flujo hacia el Magreb se intensifica a partir de la Pragmática Sanción de 1502 que les obligaba a convertirse al catolicismo, pero sobre todo a partir de su expulsión completa en 1609. Los entonces denominados moriscos se refugiaron mayoritariamente tanto en Marruecos como en Argelia, países que desconocían por completo. La llegada de estas grandes familias en la mitad oeste de Argelia influirá profundamente en la cultura y la vida social y contribuirá a la construcción de las grandes ciudades y a la expansión de su economía.

PRESENCIA ESPAÑOLA

Fortaleza de Santa Cruz
En julio de 1501, los portugueses pusieron en marcha una expedición para tratar de tomar tierra en la playa de los Andaluces (plage des Andalouses) en Orán.

 

No fue sino hasta la jornada de Mazalquivir en 1505, que se ve a España participar en la primera expedición contra Orán. La ciudad fue arrasada por más de 6.000 incendios y unas 25.000 personas murieron. Posteriormente, la ciudad fue tomada por el ejército de Pedro Navarro, encargado por el delegado de la corona española, cardenal Cisneros, el 17 de mayo de 1509. Después de la ocupación del puerto de Mazalquivir (1505) y de la ciudad de Orán (1509), la ciudad fue abandonada y, a continuación, totalmente ocupada por tropas españolas. Desde el año 1509 el cardenal Ximénez de Cisneros comenzó a construir sobre las ruinas de la mezquita de Ibn El Beitar la iglesia de San Luis, que domina el casco antiguo en ambos lados de la ciudad.

 

En 1510, Fernando el Católico ataca la ciudad de Argel. Los españoles la sitiaron y luego construyen una nueva fortificación en un islote de la bahía de Argel, como base para bombardear la ciudad y evitar así que lleguen suministros. Salem Ben Toumi, jefe de la tribu Beni Mezghenna, busca la ayuda de los turcos, luego Pedro Navarro ocupa Bugía entre los años 1510 a 1555. En 1554, el gobernador conde de Alcaudete hizo una alianza con el sultán de Marruecos, Mohámed Ech-Cheikh, contra los turcos, pero estos lograron establecerse en Argel a pesar de la fiera resistencia española; aún a pesar de estos hechos, la fortaleza española se mantuvo.

 

En el siglo XVI, los españoles se hacen fuertes en Orán y logran edificar una cárcel en un afloramiento rocoso cerca del puerto de Mazalquivir (Mers El Kébi). Este lugar fue habitado por muchos monos (monos españoles), que dieron su nombre a la fortaleza. Los españoles presos encerrados en "La Mona" podían ver a sus familias una vez al año, siempre coincidiendo con el festivo de Domingo de Pascua. Como curiosidad, "La Mona" era el nombre de la torta con la que agasajaban a los peregrinos de la Virgen de la localidad y a los visitantes de Murdjajo.

 

En 1563, Bazán de Silva y Álvarez, marqués de Santa Cruz, construye en la cima del pico Aïdour de Orán la fortaleza de Santa Cruz. En 1568, Juan de Austria visitó Mazalquivir y Orán.

 

Los judíos de Orán no tuvieron una vida tan fácil con los españoles, considerándolos enemigos de la fe. Los judíos que viven en Ras El Ain Ravin y Blanco fueron expulsados de Orán por los españoles a partir de 1669 y tuvieron que irse a vivir a la montaña de la Cornisa Superior (Misserghin).

 

Los españoles procedieron a restaurar la fortaleza para dar cabida a los gobernadores de la ciudad. "Las fortificaciones del lugar consistieron en un muro, coronado por altas torres, espaciados ente ellos, el castillo en sí, o "kasbah", según se relata en las crónicas de los mismos."

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